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Fecha de publicacion: 2021-04-04
Tráfico de oxígeno, el nuevo y macabro mercado criminal que floreció con la pandemia en América Latina
Desde México hasta Perú, el robo y el mercado negro de tanques con el preciado elemento vital para tratar pacientes graves de COVID-19 muestra cómo las organizaciones criminales se adaptaron a la “nueva normalidad”

El desabastecimiento de oxígeno para tratar el COVID-19 en varios países de América Latina ha servido como caldo de cultivo para que proliferen mafias que trafican con el preciado gas, inflando sus precios y aprovechándose de los que más lo necesitan. EL COMERCIO / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO

Hospitales desbordados, falta de recursos, corrupción y mafias. En este escenario terrible se desarrolla la pandemia del coronavirus en América Latina, la segunda región en el mundo con más muertes a causa de COVID-19.

Entre tantos males, en los países latinoamericanos se sigue repitiendo una escena desgarradora, largas filas de personas que esperan conseguir para sus familiares enfermos un tanque de oxigeno que los ayude a aguantar la feroz enfermedad y que en medio de su desesperación acceden a pagar precios desorbitados para evitar que los enfermos más graves se mueran de asfixia.

Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de uno de cada cinco enfermos de COVID-19 necesita oxígeno a concentraciones mayores que las que encuentra en el ambiente. Es tan necesario el suministro de oxígeno para el tratamiento de la enfermedad que sin él contraerla puede llegar a ser fatal.

Para tener una referencia, de acuerdo con estimaciones de la entidad, un paciente grave de COVID-19 que tuvo que ser internado en UCI consume en promedio 15 litros de oxígeno cada minuto, durante 24 horas, por cerca de 15 días. Mientras que un paciente contagiado pero controlado puede consumir de 3 a 5 litros de oxígeno por minuto.

Ese aumento en la demanda por oxígeno medicinal se ha dado principalmente en Brasil, México, Colombia, Perú y Argentina. Y en algunos de estos países las mafias han encontrado en el tráfico de oxígeno un nuevo mercado criminal para lucrarse con la vida de las personas.

De acuerdo con la OMS para febrero Brasil estaba viviendo la crisis de oxígeno más grave desde que empezó la pandemia, algo que comenzó desde el pasado noviembre cuando el país incrementó su demanda de oxigeno a 340 mil cilindros adicionales diarios. Esto hace que hoy en el país se necesiten un suministro cercano a los 2,2 millones de metros cúbicos del gas para lograr estabilizar la situación de los pacientes críticos contagiados de coronavirus.

Las dificultades de Brasil comenzaron por Manaos, una aislada ciudad en su área amazónica. Ahí la demanda diaria de oxigeno se calcula en unos 76 mil metros cúbicos diarios, mientras que las empresas productoras de la zona solo tienen capacidad para suministrar 28.200 metros cúbicos al día. Un panorama bastante grave si además se tiene en cuenta que Manaos, capital del Amazonas brasilero, es el único lugar de la región que cuenta con una unidad de cuidados intensivos, por lo que concentra la atención de todos los casos graves de COVID-19 en la zona.

Consecuencia de esto es la alta tasa de infecciones en la ciudad que alcanzó al 76% de su población de dos millones de habitantes para octubre de 2020,cuando en otras ciudades, como Sao Paulo, que tiene 22 millones de habitantes, apenas se habían contagiado el 29% de estos. Las cifras hoy del Amazonas brasilero registran 349 mil contagios y 12,015 muertes por coronavirus.

La situación ha llegado a ser tan crítica que los doctores de los hospitales, que ya no daban abasto, empezaron a entregar cilindros vacíos a los familiares de los pacientes para que ellos buscaran cómo recargarlos. Solo fue cuestión de tiempo para que empezaran a conocerse denuncias de mafias capitalizando esta desesperada búsqueda de oxígeno.

El precio del cilindro en esta región vale hoy un 500% más y medios locales han denunciado que en las calles de Manaos se está pagando hasta 5 mil reales (USD 920) por cada cilindro de oxígeno, pues se ha creado un “mercado paralelo” que contrabandea el preciado gas desde otras partes del país, desde Venezuela, o vende oxígeno industrial como si fuera oxígeno medicinal.

Este mercado criminal viene operando desde finales del año pasado, cuando empezó la escases del oxígeno, y aunque no se ha identificado una organización particular detrás de él, sí se han conocido casos de pequeños “carteles” que operan robando tanques de oxígeno donado para luego revenderlo a precios inflados por internet.

El pasado 30 de marzo, se conoció la captura de tres personas implicadas en este delito, quienes se habrían hecho pasar por voluntarios de salud para robar los tanques. La policía logró capturarlos rastreando publicaciones en Facebook que ofertaban el oxígeno desde los 2 mil a los 6 mil reales (de 350 a 1.050 USD).

En la diligencia de captura la policía de Manaos encontró 9 cilindros de oxígeno, un vehículo utilizado para transportar el material y 1.500 reales en efectivo (USD 262).

Manaos está como prioridad número uno del “Plan de Oxigeno Brasil” que ha lanzado el Gobierno Nacional para tratar de superar la crisis por la insuficiencia en el suministro del gas.

México: violencia y mercado negro.

México cierra marzo con 2.24 millones de casos positivos y más de 203 mil muertes por coronavirus. Cifras que muestran lo fuerte que se ha vivido la pandemia en el país que también enfrentó a principios del 2021 una compleja escasez de oxígeno de la que aún no se ha logrado reponer del todo, reportando un faltante de 628.000 metros cúbicos por día, según cifras de la OMS.

Esta escasez produjo las cifras más altas de muertos mensuales que se haya registrado en el país desde que inició la pandemia, 30 mil entre enero y febrero. Y es que sólo en la primera semana de enero la demanda de oxígeno domiciliario aumentó en un 700% en todo el país, según cifras de la Oficina Federal de Protección del Consumidor.

También por esos mismos meses el robo de tanques de oxígeno creció más del 300%,pasando de ser un fenómeno que se concentraba en el centro del país, a extenderse por estados como Nuevo León y Durango.

Según la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) este delito comenzó a tomar fuerza en los primeros días del año, coincidiendo con el pico más alto de contagios que sufrió México desde que inició la pandemia.

Así, en los dos primeros meses del 2021 se registraron 45 casos de robo de tanques de oxígeno: 14 en enero y 31 en febrero; un aumento del 321%.

Las autoridades dicen estar dando respuesta al tema y en declaraciones recientes la directora del SSPC, Rosa Icela Rodríguez, afirmó que el 60% de estos casos habían terminado con capturas a los implicados. Sin embargo, a estos delincuentes se les imputa robo con violencia o robo simple, por lo que llevar un registro certero que muestre la magnitud del problema es muy difícil.

Lo grupos criminales detrás de estos robos se enfocan en rastrear los camiones que transportan los tanques de oxigeno, y asaltarlos para hacerse con sus preciadas cargas. También se conocen casos en los que hombres armados han entrado a hospitales llevándose como botín tanques de oxígeno. El gas es hoy por hoy “oro molido” para los delincuentes, como lo dijo un camionero entrevistado por Vice en un documental sobre la pandemia en México.

Después de conseguido el oxígeno, los criminales lo venden por medio de perfiles creados en redes sociales, sobre todo en Facebook, donde se han detectado cerca de 130 anuncios fraudulentos y 1.200 perfiles usados para vender el producto.

Una modalidad que fue rastreada desde enero, mes en que la SSPC señaló a varias páginas de internet hacerse pasar de manera fraudulenta por empresas de gases de uso médicos y ofrecer cilindros de oxígeno para vender, alquilar o recargar. El truco era pedirle a los usuarios que entregaran un depósito y su información personal para luego desmantelarlas.

El mercado negro mexicano está inundado de estos tanques robados, y conseguir uno está costando tres veces más de su precio normal debido a la alta demanda. Por ejemplo, un tanque de 9.500 litros cuesta 45 mil pesos mexicanos (USD 2.230), mientras que uno de 6 mil litros hasta 32 mil pesos mexicanos (USD 1.585).

Todo esto ha movido a sectores políticos del país que están proponiendo modificar el Código Penal para tipificar los delitos de “fraudes relacionados a la venta de insumos o equipo médico como tanques o concentradores de oxígeno”. Imponiendo sanciones de uno a cuatro años de prisión y multas de 100 a 300 días de salario.

Las mafias del oxígeno que amedrentan a Perú.

Para el caso de Perú la demanda diaria de oxígeno está en 257.000 metros cúbicos por día, muy por encima de la oferta disponible entre todas las fuentes de suministro públicas o privadas que se vieron abrumadas ante el incremento de un 300% de la demanda durante el nuevo pico de la pandemia.

El problema en el país ha llegado a ser tan grave que en febrero 18 hospitales quedaron sin suministro durante tres días, mientras que afuera eternas filas de personas esperaban por obtener un tanque o recargar el que tenían.

La presión en el mercado legal de oxígeno ha hecho que los precios incrementen al punto de que un tanque de 10 metros cúbicos puede oscilar entre los USD 330 y USD 690, mientras que el metro cúbico se comercializa entre USD 5 y USD 13.

En el mercado negro la situación está mucho más desbordada, pues los 10 metros cúbicos los venden entre 800 a 6.000 soles (de 216 a 1.620 dólares). Una opción a la que muchos peruanos se han visto obligados a recurrir pues cada vez más los pacientes graves están siendo atendidos en sus casas ante la saturación de los hospitales, que no dan abasto para recibir a tantos enfermos.

El tema no es menor y tiene desbordadas a las autoridades que no han podido controlar del todo a las mafias que se han creado para traficar con el oxígeno en el país. Muchas de ellas se alimentan de las propias personas que acceden a los pocos cilindros (o balones como le llaman) que compran o rellenan y luego terminan en el mercado negro siendo revendidos.

Un caso documentado por Efe es el de Luis Barsallo, conocido como el “Ángel del Oxígeno”, un empresario peruano dueño de un pequeño punto de venta del gas en Callao (ciudad costera de Perú) y fue de los pocos decidió mantener el precio fijo de su oxígeno en el momento de mayor especulación.

“De los 250 que había en la fila, descubrí a 40 que no tenían nada. Hay unas mafias tremendas que vendían los lugares de la fila”, dijo a Efe

“El oxígeno que vendíamos se iba a la mafia, a gente que compra el cilindro a 120 soles (32 dólares) y luego lo vende a 700 o 1.000 soles (189 o 270 dólares)”, agrega.

Como Barsallo hay otros personajes que han destacado en medio de la crisis por su deseo de ayudar en este momento de desesperanza, pero que han quedado en la mira de las mafias por suponer que les están dañando su lucrativo negocio.

Es el caso de Álvaro Paz de la Barra, alcalde del distrito limeño de La Molina y presidente de la Asociación de Municipalidades de Perú (AMPE), a quien la principios del mes pasado le dejaron una granada de guerra en la puerta de su casa.

“Estamos pisando callos. Nos enfrentamos a empresarios sin escrúpulos que venden el oxígeno sin importar que miles de peruanos y peruanas se endeuden de por vida”, declaró.

La razón de las repetidas amenazas, que también incluyen llamadas intimidantes que vienen desde el año anterior y que le han obligado no solo andar escoltado sino sacar a su familia del país por seguridad, son los más de 100 mil tanques de oxígeno que estima ha rellenado gratis desde que en agosto empezara a funcionar una planta móvil de oxígeno que dice fue la primera de Latinoamérica y luego otra que hizo de La Molina el primer distrito en Perú en tener un equipo capaz de dar oxígeno “a cero costo”.

Alguien que también ha sido amedrentado por las mafias del oxígeno es Juan Torres Baldeón, o Jota Baldeón como lo conocen en Iquitos, la capital de la región amazónica de Loreto. Este empresario estima que ha rellenado unos 8 mil tanques de oxígeno durante la pandemia gracias a una planta que instaló por iniciativa propia.

Dice que desde que empezó con su labor las amenazas telefónicas empezaron a llegar, en todas le exigían que vendiera el oxígeno. En represalia por su negativa el 28 de enero quemaron su casa.

Mientras esta crisis de oxígeno continúa los esfuerzos por superarla también, y así como hay casos preocupantes también hay otros de relativo éxito como el de Colombia que pese a estar de tercera entre los países con mayor demanda de oxígeno (537.000 metros cúbicos al día), logró pasar su momento más crítico sin sufrir, hasta ahora, de desabastecimiento generalizado. Caso similar al de Argentina que demanda 393.000 metros cúbicos de oxígeno diario.

Es por esto que la Organización Panamericana de la Salud ha descartado hasta el momento una emergencia generalizada en América Latina debido a la falta de oxígeno por la pandemia. Aunque destacó los casos de Brasil, Perú y México como particularmente desafiantes.

Lo cierto es que mientras la pandemia no pase, con cada nuevo pico de contagios veremos repetidas las mismas escenas, hospitales llenos y déficit en implementos médicos. Y ante la alta demanda, los precios disparados y la escasez de producto, el coctel mafioso está servido.



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