La gestión presidencial está aplacada por la crispación social, movilizaciones, inseguridad en el Norte y el internismo partidario que apura las alianzas para reposicionar el poder para el 2023.

 

Herencia política. Marito busca sostener su gobierno y da señales de apoyo al proyecto presidencial de Hugo Velázquez.

El presidente Mario Abdo Benítez llega a su tercer año de gobierno con una imagen desgastada, un liderazgo debilitado y a la sombra del internismo colorado que arrancó la guerra por la herencia de la chapa, de cara al 2023.

Su gestión se concentró en la crisis sanitaria por el Covid y tuvo que sortear un segundo intento de juicio político pero no pudo desprenderse de sus principales hombres del primer anillo envueltos en casos de corrupción, escándalos políticos e incapacidad para administrar ministerios sensibles, como Salud y Educación.

La presión social y las movilizaciones le acorralan y exigen respuestas al Gobierno que está sucumbido y apurado por el hartazgo ciudadano. La medida de fuerza de los camioneros fue lo último que puso a prueba la capacidad del Poder Ejecutivo para resolver el problema en medio de desabastecimiento que sufren los productores.

Para el politólogo Marcos Pérez Talia, la imagen del presidente es bastante negativa, casi como en toda su gestión presidencial. “La gran deuda del gobierno sigue siendo los resultados. Hay mucha crispación social producto de una gestión pública que no descolló en nada, agravada todavía más con una pandemia que sorprendió a Paraguay con pésimos niveles de calidad de servicios públicos”, reflexionó el analista, al hacer una evaluación del tercer año del gobierno colorado.

Pérez Talia sostiene que el perfil político del presidente se muestra muy amigable a una parte del sentido común mediático y marca su imagen rechazando “el liderazgo político a lo tendotá (líder único), evita la dinámica interna de su partido y reafirma la independencia de poderes incluso al nivel de no dar órdenes a su bancada”.

Sostuvo que Abdo, “lejos de ser problemático, mostrarse como un CEO de la política le está funcionando, ya que logró esquivar dos juicios políticos (sobre todo el del 2019 a causa del acta secreta para vender energía de Itaipú, que era muy grave)”, sentenció.

A criterio del politólogo, todo apunta a que Abdo no tendrá problemas de culminar su mandato, que es sostenido por el cartismo.

Consideró que mientras que “el enemigo común“ sea el cartismo, “Añetete pretende mostrarse como la única fórmula posible para combatirles, incluso para un sector importante de la oposición”. Recalcó que en el Senado, donde la oposición es mayoría finalmente prefirieron poner a Añetete al frente del Congreso, ”so pretexto del riesgo cartista”.

sombra del 2023. En medio de la incapacidad de gestión pública para dar un golpe de timón a su gobierno, Mario Abdo ahora queda bajo la sombra de las internas de cara a las presidenciales del 2023.

Añetete se debate entre posicionarse para las municipales que se realizan en menos de dos meses (10 de octubre) o readaptarse políticamente para acompañar el proyecto presidencial que está gestando el vicepresidente Hugo Velázquez, quien ya cerró acuerdos con un sector fuerte de senadores, diputados y gobernadores.

Mientras que el cartismo también empezó a mover la maquinaria electoral para intentar recuperar el poder. La figura de Santiago Peña, el presidente de la Cámara de Diputados, Pedro Alliana, y del gobernador de Paraguarí, Juan Carlos Baruja, están en la danza de candidaturas.

Inclusive, los cartistas lanzaron la posibilidad de que la ANR pueda ser manejada por el propio Horacio Cartes como candidato. Mientras que desde el oficialismo le retrucaron con la posibilidad de que otro ex presidente, Nicanor Duarte Frutos, hoy director de de Yacyretá, le pueda enfrentar al líder de Honor Colorado en la disputa partidaria.

Tercer año de Gobierno

tercer año
Juicio político. En marzo de este año, hubo una oleada de protestas por el manejo de la crisis sanitaria pero Diputados colorados y sus aliados rechazaron el segundo intento de juicio político.
Descabezado. La crisis le obligó a Abdo a desprenderse de leales como Julio Mazzoleni (Salud), Eduardo Petta (Educación) y Juan Ernesto Villamayor (Gabinete Civil).
Crisis sanitaria. Llegaron mas vacunas donadas que compradas para contener el Covid. Mas de 15.000 muertes. 
Movilizaciones. Camioneros, campesinos, docentes y médicos presionan al gobierno. 
Inseguridad. Siguen operando grupos armados en el Norte y en las últimas semanas marcó la agenda de gobierno. 

La gran deuda del gobierno sigue siendo los resultados de su gestión. Hay mucha crispación social producto de esa gestión. 

Lejos de ser problemático, mostrarse como un CEO de la política le está funcionando, ya que logró esquivar 2 juicios políticos. 

Añetete pretende mostrarse como la única fórmula posible para combatirles (al sector del cartismo).
Marcos Pérez Talia, politólogo.